viernes, 30 de diciembre de 2011

Hoy no hay acertijo


Puro relleno para terminar mañana 2011 con 208 entradas y alcanzar las del 2009 y del 2010.
Les dejo un texto del 2004

Hace algún tiempo en un afán “vanguardista” me compré unos cascos inalámbricos para escuchar música. El motivo era poder ver la televisión, escuchar música u oír la radio mientras el resto de la familia perpetraba ruidos incompatibles con la audición o bien habían decidido tener gustos musicales bien distintos a los de éste que les escribe. 

Fue comprarlos y todo el mundo veía lo mismo en la tele y escuchaba la misma música. Poco después con el cambio a una casa mas grande, los ruidos ya no se oían, con lo que aquel aparato quedo olvidado en el trastero. 

Con la casa también vino un jardincito con su césped que hay que cortar con regularidad por ello volvieron a tener su utilidad los olvidados cascos inalámbricos, evitan oír el ruido de la segadora a la vez que te proporciona una extraña sensación de encontrarte en un soleado salón de baile en la “sesión vermú”. 

Mi partenaire se deja llevar, se desliza suavemente sobre la alfombrada pista verde, dejando una estela, que según el compás y el ritmo, unos días son zigzags otro geometría pura, un tercero filigrana , en fin, todo un repertorio de rastros de corte según sean baladas, flamenco o rock lo que suena.

Hace unos días mientras cortaba el césped se terminó el disco de Annie Lennox que escuchaba y vía emisora de radio, con mejor Wi-fidelity que la del CD, entró atronador Michael Jackson. 

El cortacesped y yo nos convertimos en una maquina de danzar, nos alzábamos, yo sobre la punta de mis pies, ella sobre sus ruedas delanteras, soltaba una mano para ponerme de perfil y deslizar mis pies, giraba cuando paraba a vaciar la cesta llena, haciendo un solo. Reemprendía el baile y en el momento cumbre en el que mi mano se aferró maliciosa a todo el contenido genealógico de mi ser para culminar con el más que característico alzamiento de paquete estilo Michael , me topé de frente con la cara de mi vecino chino que no sabia como disimular la carcajada, solo dijo un “hola” con un ligero balanceo de cabeza hacia delante que interpreté como de aprobación, sin embargo el resto de la hierba que faltaba por segar quedo cartesianamente cortada.

Acabo de ver al chino con unos cascos como los míos (que manía tienen de copiarlo todo) arrancando la segadora .. no me lo pierdo.


1 comentario:

JuanPablo dijo...

Estoy leyendo posts viejos, que por esas cuestiones de la falta de tiempo me perdí... y con éste lo desperté a Fede con mi risa!

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